Tag Heuer pretende cambiar algo que no ha cambiado en los relojes mecánicos desde que se inventara el escape o regulador suizo de áncora por Huygens alrededor de 1675. La razón de la longevidad de este antiguo escape, es su versatilidad y confiabilidad. No se ha podido idear aún un artilugio mecánico mejor pero tampoco ha sido posible mejorar un desempeño de 1 o 2 s por día de adelanto (en comparación un reloj de cuarzo que logra 0.5 s/día). Este desempeño se debe a que por la naturaleza mecánico elástica del escape, éste no está exento de problemas de isocronismo, es decir, registro de tiempos iguales a pesar de cambios a los que se somete un reloj en el uso normal (posición, temperatura, cantidad de cuerda restante etc.).
Ciertamente ha habido mejoras al escape suizo desde el S. XVIII, pero por lo menos hasta ahora, las mejoras han tenido que ver con los materiales usados en el escape; amagnéticos, resistentes a la deformación mecánica y térmica etc. Estos desarrollos ciertamente no han cambiado el funcionamiento esencial del escape, pero no por eso son despreciables. En algunos casos el desempeño por el uso de materiales nuevos ha sido tan importante, que al inventor de uno de esos materiales le valió el Premio Nobel de Física en 1920 (Charles-Edouard Guillaume), cuando inventó una aleación que hizo que el escape mecánico fuera bastante insensible a cambios de temperatura entre -20°C y +50°C. Aún así, el escape en sí del reloj mecánico no ha cambiado.
Tag Heuer intenta resolver los problemas del escape convencional desechando el componente que los causa, la espiral del volante, para sustituirlo por un conjunto de magnetos que junto con el volante funcionen como un oscilador armónico, que es por definición isócrono. Así, en vez de ser un oscilador mecánico de resorte, el regulador del Pendulum es de hecho un péndulo magnético. No hay espiral que se pegue, se salga de su lugar o se deforme al golpearse el reloj. Ya no es la delicada espiral y sus propiedades elásticas las que determinan la regularidad del paso del reloj, ahora los imanes permanentes en el escape regulan la oscilación del volante. El reloj oscila a las nada despreciables 43,200 alternancias por hora, o 6 Hz, el doble que la mayoría de los relojes mecánicos modernos. Esta velocidad junto con la eliminación de problemas elásticos, de masa y de fricción al prescindir de la espiral, hacen muy prometedora esta tecnología. Según Tag Heuer el artilugio completo forma un oscilador armónico en sí, muy resistente a las perturbaciones mecánicas externas.
Y sin embargo...
Nada se obtiene en la naturaleza sin pagarlo de una u otra forma. Este escape magnético no es la excepción y tiene un talón de Aquiles: el magnetismo de sus imanes depende de la temperatura; algo nada deseable para un reloj mecánico. El Pendulum evita muchos de los problemas del escape convencional, pero al ser sus imanes permanentes susceptibles a la temperatura, esta tecnología aún no es práctica para su uso en relojería.
Tag Heuer ciertamente ha invertido bastante en el Pendulum y obviamente cree en el futuro de la tecnología como para presentarla en Baselworld 2010. Será interesante ver cómo la desarrolla o si finalmente este reloj concepto llega a materializarse en algo comercial. Y es que el problema de imanes que no varíen su magnetismo con la temperatura no es nada trivial. Quién sabe... Tal vez se requiera otro Nobel para resolverlo. Ya veremos.
A continuación un diagrama del escape del Pendulum así como un video explicativo sobre el Grand Carrera Pendulum.
muy bueno
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