Gnomónica, viene del griego gnómôn, que significa "lo que indica" o "lo que da a saber". Habitualmente designa lo que sería la manecilla de un reloj de sol. Los obeliscos por ejemplo, son gnomons gigantes. Así, la gnomónica viene a ser la ciencia que estudia los relojes, de sol estrictamente, pero aquí la tomamos como la que estudia los relojes en general. De cualquier forma, la indicación de cualquier reloj que jamás usemos estará íntimamente ligada a la hora solar.
Le había estado dando vueltas a la idea de crear un blog sobre la ciencia de la relojería desde hace unos pocos años en que me sedujo la pasión por los relojes mecánicos y terminé estudiando en serio el funcionamiento y reparación de estos milagros de la micromecánica.
Desde siempre gusté de los guardatiempos pero más como un gadget temporizador de cuarzo que otra cosa. Pero hace relativamente poco tiempo un U-boat de Italo Fontana captó mi atención lo suficiente como para desear verlo en vivo... Parecía tener no únicamente la estética sino la funcionalidad para usarlo en la cabina del jet comercial que tripulaba en ese momento. Al encontrarlo por casualidad en una joyería, llamó por primera vez mi atención el carácter mecánico de esta pieza a través del fondo transparente de la base y eso selló el trato en favor del vendedor... Me hice del U-boat. Poco tiempo después (en realidad pocas horas después) mi avatar de físico hizo su aparición preguntándose cómo podría una máquina mecánica sin control electrónico, sujeto a movimientos externos, gravedad, magnetismo y cambios de temperatura, mantener un paso fijo con la precisión de la que son capaces los relojes mecánicos.
¡Pero claro! Un oscilador armónico mecánico de algún tipo. Esa idea calmó mi mente únicamente unos segundos ya que entre más lo pensé, más me daba cuenta de las dificultades que la realidad le impondría a un resorte mecánico para comportarse como un oscilador armónico. Me parecía increíble, en realidad aún hoy me parece, que se pudiera lograr. Para darse una idea de lo que significa el que un reloj mecánico de calidad pueda ser preciso más menos 3 segundos al día respecto al estándar de un reloj atómico, hay que darse cuenta de que las oscilaciones dentro del volante de un reloj moderno que tengan una desviación respecto a la perfección matemática de un oscilador armónico de 0.02%, equivale a un adelanto o un atraso de unos 30 segundos al día. Un reloj que nadie compraría. ¡Un 0.02% de error! ¡Dos de cada 10 millones de tics de un reloj!
¿Cómo puede lograrse esto?
Aprender relojería se convirtió en la única opción seria para entender este aparente imposibilidad práctica. En el camino entendí que en efecto es literalmente un milagro, aunque reproducible, lograr que un conjunto de piezas mecánicas logren la precisión y exactitud que necesita un reloj moderno. Aprendí cómo el relojero autodidacta John Harrison resolvió, antes de 1800, uno de los problemas técnicos y científicos más elusivos de la humanidad (eludió al mismo Newton): el problema de determinar la longitud geográfica con suficiente precisión como para navegar los vastos océanos de nuestro planeta. Sin entrar en más detalles de momento, la solución es una de las más elegantes muestras de la unicidad y universalidad de las leyes de la naturaleza.
En la práctica, crear este espacio relacionado con los artefactos de la medición del tiempo significa que pienso que los ya existentes no son lo suficientemente satisfactorios para por lo menos un sector de interesados en relojería; entiéndase lectores apasionados de la horlogerie que quieren saber más del corazón técnico, comercial, científico y hasta cultural detrás de estas máquinas. No es este entonces un blog para aquellos que esten interesados en anuncios, más bien comerciales, de lo nuevo que Cartier, Rolex Patek o IWC sacaron hace una semana al mercado. Y no es que las noticias de la industria deban ser menospreciadas, de hecho las relevantes, según el muy parcial autor, ciertamente tendrán su lugar. Pero como con las noticias de CNN, serán filtradas con el grano de sal del sentido común y puestas en un contexto adecuado para evitar caer en la basura del pseudoentretenimiento.
Estoy convencido de que la curiosidad natural de cualquier pensante debería ser seducida más por los milagros alrededor de estas maravillas mecánicas y no embotada por noticias con apenas valor de entretenimiento efímero.
Es entonces doble mi propósito: crear una plataforma de divulgación en castellano en la que el análisis de cada máquina en particular cobre significado tanto desde el punto de vista técnico o científico como del histórico y hasta comercial cuando el caso lo amerite. Por otro lado, es mi intención lograr poner a estas máquinas, siempre que sea posible, en el contexto de las increíbles historias que alrededor del desarrollo de la relojería, matrona de la navegación, la filosofía científica y hasta de la moda, ha generado la humanidad.
Mucha mención de milagro en una introducción a la ciencia de la relojería pero, como en expresa muy bien la cita de A. Einstein: "Hay dos formas de vivir la vida, una es pensando que los milagros no existen y la otra es vivir pensando que todo es un milagro"
Veamos si los convenzo, futuros lectores, de pensar que lo más satisfactorio es lo segundo.