El deseo primitivo de entender, de explorar, define en mi opinión la esencia del cerebro humano. La dificultad de emprender la exploración de la alta montaña o de la profundidad del océano, requiere de intensa planeación y no pocos recursos e imaginación. La exploración espacial tripulada, requiere de lo mismo, pero a nivel de países enteros.
Todo el mundo intuye, aún sin mucho conocimiento de la actividad en sí, que los instrumentos y personas involucradas en la astronáutica son especiales porque deben responder, planear y adaptarse a condiciones literalmente mortales; incontrolables en gran medida. Temperaturas extremas, cambios de presión súbitos, radiación...
Es por eso que los relojes de astronauta, íconos posibles de poseer, causan una admiración especial entre los entusiastas de la relojería.
He aquí un pequeño tour por la historia, sorprendente para más de uno estoy seguro, de los relojes de cosmonauta.
El más famoso de los relojes de especialidad espacial es sin duda el Omega Speedmaster, usado por los astronautas Armstrong, Aldrin y Collins en la misión del Apollo XI que puso por primera vez un hombre, en realidad dos, en la luna.
Dicho sea de paso, el de Neil Armstrong, primero ejemplar de nuestra especie que bajó en otro mundo, no descendió junto con él ya que Armstrong debió dejarlo en el módulo lunar para sustituir el de la nave, cuyo cronógrafo había dejado de funcionar en algún punto de la misión. El de Buzz Aldrin, compañero del Armstrong, sí descendió a la luna y sobrevivió sin problemas el ambiente lunar. El Speedmaster original estaba dotado de un cronógrafo mecánico de cuerda manual. Dice el mito urbano que no se escogió un reloj automático porque se asumió que en la ingravidez del espacio el reloj el mecanismo de cuerda automático no funcionaría. Por supuesto, es una tontería, un grupo de ingenieros que puede mandar un hombre a la luna no ignoraría la física básica elemental. Lo cierto es que en esa época (finales de los 60´s) el Speedmaster fue el único que sobrevivió las pruebas de temperaturas extremas, agua y golpes que la NASA requería.
En la década de los 70, la NASA recertificó al Speedmaster para las misiones del transbordador espacial y al menos hasta el inicio del tercer milenio, es el único que está aprobado para caminatas espaciales por esa agencia. La imagen de arriba muestra el Speedmaster versión 40 aniversario de la llegada del hombre a la luna.
Aunque sin duda es el más famoso de los relojes de astronauta, el Speedmaster no fué el primer reloj usado en el espacio. Ni siquiera fue el segundo...
El honor del primer reloj usado por un Homo Sapiens en el espacio corresponde por supuesto al que usó Yuri Gagarin en el bautizo de nuestra especie en la órbita terrestre. Fue un Sturmanskie (navegante en ruso) de cuerda manual. Ésta clase de reloj (izquierda) se les daba a los graduados de la prestigiosa escuela de vuelo de Orenberg, ciudad Rusa frente al río Ural. Versiones algo más modernas de Sturmanskies tienen el récord de permanencia en gravedad cero, a través de los cosmonautas que llegaron a pasar años incluso, en las estaciones espaciales soviéticas. En cierto sentido son los relojes de astronauta que más merecen en título.
El 12 de junio de 1965, el cosmonauta soviético Alexei Leonov hizo historia con la primera caminata espacial, acompañado de este modelo de cronógrafo Poljot Strela (flecha en ruso) de cuerda manual. Esta máquina era normalmente otorgada a los pilotos rutos en los 50´s y se usó extensamente por los cosmonautas hasta 1979.
Ha habido otros relojes como este Sinn 142 que la NASA aprobó y que se usó mucho en las misiones del Space Shuttle.
Pero mi favorito sin duda, es el único reloj realmente diseñado desde cero para el espacio: el Seiko Spacewalk que aparece abajo y que cuenta con tecnología en la que un reloj automático mecánico es regulado no por un escape convencional de áncora, sino por un freno electromagnético que recién está comercializando la marca japonesa en sus relojes Springdrive. El reloj fue probado en 2008 en una caminata espacial por Richard Garriot, uno de los primeros astronautas "turista" en una misión a la Estación Espacial Internacional.
Imagen de caminata espacial cortesía de la NASA.
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