lunes, 3 de mayo de 2010

El Mark XVI de IWC: un hueso duro de roer para los relojes de aviador


El nombre del Mark XVI viene de una de las series más exitosas del famoso avión británco Spitfire de la Segunda Guerra Mundial, el Mark XVI.

Pocas cosas están tan bien diseñadas y construidas como un Mark XVI de IWC (International Watch Co.). Sin pretender un diseño rebuscado, este representante de la casa de Schaffhausen es la saga del Mark XV y del Mark XI, dos de los más célebres relojes de aviador. Su carátula ofrece una apariencia sobria que recuerda los altímetros y velocímetros de las cabinas de aeronaves del siglo XX. Es atractiva pero claramente pensada en ser siempre fácil de leer. Su ascendencia aviadora, obliga al reloj a tener una protección magnética interna y un diseño de caja/vidrio a prueba de descompresiones explosivas. Así que puede soportar no únicamente la vida diaria sino condiciones extremas también. Cuenta con una de las más confiables máquinas suizas automáticas y que late a 28,800 aph (alternancias por hora) o 4 Hz. El acero selectivamente cepillado (apariencia satinada) de su caja de 39 mm en acero quirúrgico 316L, es un marco de la carátula sin extras innecesarios que abraza agradablemente la muñeca y que consiente al tacto. Y no es casualidad, IWC es famosa por pensar en cada detalle en todas sus piezas; cómo se ve, cómo se siente... la emoción que produce. IWC logró en este reloj una pequeña obra de arte.



Si bien es cierto que el ambiente de una cabina aérea está en el ADN de este reloj, es una pieza que va igual con un smoking que con una atuendo de aventura. También posee algunas cualidades interesantes: su calibre mecánico IWC 30110 es muy delgado y ligero pero que en combinación con la caja antimagnética interior de hierro le da un peso perfecto, imposible de ignorar en la muñeca pero que desaparece cuando el brazo necesita hacer algo más que orientar la carátula para orientar al usuario sobre su situación temporal. Por otro lado su tamaño más bien medio para los cánones actuales, no se ve nada pequeño pero, nuevamente, en el momento de usar el brazo se funde con el mismo y uno olvida que está allí.

A principios del siglo Novecento (S. XX) la aviación estaba revolucionando el planeta, empapándonos de un nuevo y excitante nivel de descubrimiento en el mundo y en la tecnología. La nueva forma de viajar trajo muchos nuevos desafíos tecnológicos para los diseñadores de los guardatiempos. Con las altitudes mayores se vinieron una serie de desarrollos nuevos para compensar los efectos de estas nuevas condiciones extremas. Vidrios a prueba de golpes, biseles giratorios, marcas luminiscentes y movimientos antimagnéticos, fueron todos concebidos para responder a las demandas de este nuevo ambiente. Aunque IWC no fue la única marca construyendo relojes especialmente pensados en los pilotos, ciertamente ha contribuido con algunos de los mejores y más innovadores pilotos de aviador a la fecha.

Algunos de estos relojes tipo aviador, son en la actualidad más por moda que por funcionalidad, bastante más grandes que el Mark XVI. Por ejemplo este tipo de relojes de marcas como LACO o Azimuth tienen mínimo 47 mm de diámetro y pueden usarse, literalmente, en una muñeca muy robusta o en el muslo (tal vez hasta en la pared ;)). De hecho los primeros relojes de aviador eran lo suficientemente grandes para usarse así; en el muslo.

Muy bien, por fuera es una obra de arte de simplicidad y buen gusto ¿y por dentro? El calibre 30110 de IWC no es estrictamente de manufactura propia de la casa de Schauffhausen ya que está construido alrededor de los elementos básicos (platina, rodaje fechador y puentes) del calibre automático 2892 de ETA, el gigante suizo de manufactura de movimientos. Pero en realidad no puede tampoco considerarse que el 30110 sea un calibre ETA2892 modificado dada las profunda transformación que IWC opera en el calibre ETA. El tren de rodaje completo, el escape (áncora, volante y espiral) y el muelle de la cuerda son todos sustituidos por componentes con las especificaciones y tolerancias mucho más estrictas de IWC para posteriormente ajustar cada reloj terminado uno por uno en al menos 5 posiciones y temperatura (lo que es costoso). El resultado es admirable como se aprecia en la siguiente tabla de desempeño en posiciones del Mark XVI y que rebasa fácilmente los exigidos por el certificado de cronómetro COSC, como casi todas las máquinas de IWC.


Los ajustes en posiciones son inmejorables y se conservan intactos, tras 12 h, lo que sanciona la isocronía sin defecto del movimiento 30110. La diferencia entre las amplitudes en las posiciones verticales y las horizontales son homogéneas y adecuadas (menos de 30º) y únicamente el ajuste del escape (beat) en la posición de corona arriba, la menos importante del ajuste, está en el límite de lo considerado "perfecto" para un movimiento mecánico. En un movimiento tan bien ajustado como éste, es de esperar que en el uso cotidiano del reloj el adelanto diario coincida con los valores del ajuste mencionado, que están en este caso entre +1 y +2 s/día. Así sucede en realidad. Estos parámetros fueron tomados una año después de que este reloj ha estado continuamente funcionando.

El tipo de letra y su tamaño en la esfera o carátula son ideales y pensados 100% en legibilidad. Incluso vistas bajo un gran aumento, la aplicación de los numerales y marcas, luminosas o no, lucen perfectas. El negro del fondo, ayudado por el cristal antireflejante, hace un contraste excelente perfectamente legible en casi todos los angulos de observación. Finalmente, el fechador numérico discreto de numerales blancos sobre fondo negro a las 3, conservan la agradable simetría del conjunto indicador al no distraer la mirada al leer las agujas.

La correa de piel original con la que viene el reloj es de la más alta calidad y muy cómoda de usar excepto en el verano de los trópicos, en cuyo caso es mejor usar un remplazo de caucho o el nylon de las correas tipo militar que tan bien le quedan a este tipo de relojes. Otra opción es el brazalete original de acero que ofrece IWC, que además de muy costoso es demasiado conservador para mi gusto. En la siguiente foto se aprecia una foto del Mark XVI en el brazo junto con un U-Boat de 42 mm para dar una idea del tamaño aparente así como de la pinta del Mark XVI en una cinta de nylon tipo militar.

...Y un par del IWC solito en la muñeca para dar una idea de su apariencia puesto con el cuero original vs. el nylon.


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La carátula, legible y bien diseñada, también la pensó bien la gente de Schaffhausen para la noche (ver imagen a la izquierda). Un triángulo en la posición de las 12 y marcas lineales iguales a las 3, 6 y 9, hacen junto con las manecillas de hélice un conjunto fácil de leer en la noche, a pesar de lo que podría parecer en una primera impresión. Después de usar el reloj unas pocas noches, el adivinar el minuto exacto indicado no presenta ninguna dificultad aún con sólo cuatro marcas en el dial. Lo que sí me sorprende un poco de la iluminación de Superluminova aplicada en la carátula, en especial en un reloj de aviador, es que siendo totalmente efectiva en la oscuridad total durante muchas horas, ya en la cabina no es tan legible ya que no hay realmente oscuridad total dentro de ella en los vuelos nocturnos, cosa que se corregiría fácilmente aplicando una densidad mayor del superluminova como lo hace Rolex en sus relojes de buceo, Chopard y hasta Citizen. Todos estos últimos aplican el mismo material fosforescente a sus carátulas pero en cantidad suficiente para producir el efecto deseado. Dicho sea de paso, la imagen de arriba muestra el iluminado del reloj en tono azulado, cuando el ojo lo percibe verdoso, producto sin duda de la diferente sensibilidad nocturna del ojo humano respecto a la cámara fotográfica con que se tomó esta imagen.

También me parece que la selección del acero de la caja, el 316L sin recubrimiento, es muy buena para propósitos estéticos y de experiencia táctil, en especial por el acabado cepillado de la caja. Sin embargo este acero es muy suave para el trabajo rudo y se daña fácilmente al golpearlo inadvertidamente, cosa que en una cabina de vuelo sucede con mucha frecuencia. No es un gran problema porque el acero de este tipo siempre puede pulirse y cepillarse de nuevo y porque si se usa como un reloj normal y no en espacios confinados con mucha actividad como una cabina de avión, no es muy probable dañarlo. Pero, de nuevo, si el reloj es comercializado como de aviador, debería considerar esto como lo hacen en sus correspondientes relojes casas como Sinn o Damasko, que recubren o tratan el acero de manera que sea muy resistente al maltrato mecánico.


La protección magnética del Mark XVI es seria y supera el estándar de 4,800 A/m que se requiere para poder marcar un reloj como antimagnético, pero no me ha sido posible verificar hasta el momento el valor exacto de protección. IWC implica en su catálogo 2010 que es como en los modelos Ingenieur, de 80,000 A/m. En cualquier caso, la protección magnética consiste en que la caja del reloj contiene otra caja interna de hierro dulce que a su vez contiene el mecanismo o movimiento del reloj. La imagen superior (imagen de IWC) es un diagrama que muestra la protección de hierro dulce en azul. Nótese que la parte inferior o interna de la carátula es también de este material. Adicionalmente, partes críticas como el volante y la espiral están hechas de materiales con propiedades amagnéticas.

La protección a los golpes es estándar y está compuesta por la estructura de la caja misma más el sistema incabloc que protege el volante (ver más detalles en la disección del ETA 2892). En cuanto a protección contra los elementos, el reloj cumple con la norma para declararlo resistente al agua hasta 6 bars o 60 m de agua.

Siendo un reloj de aviación, podría pensarse que el Mark XVI satisface todas las necesidades de un piloto en la cabina, pero en realidad con este reloj como con todos los ligados a la aeronáutica, deben considerarse más bien (al menos yo así lo hago) como relojes inspirados en la aviación y su historia que en el instrumento ideal de más de 3,000 USD que todo piloto debería tener. De hecho, no hay tal cosa como un reloj aeronáutico que satisfaga todas las necesidades de "el piloto". Es en realidad una cuestión de preferencias personales; habrá quienes los querrán con función de doble huso horario para registrar la hora Zulu, así mismo otros pilotos los preferirán como yo con cronómetro para cronometrar los sistemas de deshielo o simples, hermosos y legibles como éste que nos indique la hora del almuerzo después del vuelo. Como todo en alta relojería, es en realidad un asunto de lo que provoque una respuesta apasionada del poseedor... Piloto o no.

IMPRESIONES FINALES
La mejor manera que encuentro para describir el Mark XVI es la siguiente: me he deslumbrado con bellezas de buceo, cronógrafos y hasta complicaciones exóticas de bastantes marcas, en algunos casos tanto como para lucirlos en la muñeca con orgullo. Pero al final el Mark XVI termina regresando al brazo porque no pierde el lustre de provocar pasión el usarlo. Y no es perfecto para nada. Supongo que la honestidad de su diseño cómodo, simple y claro, nunca pierde esa belleza que alimenta la lealtad. Igual se luce en el día a día que en ocasiones especiales. Está preparado para esa aventura personal, en aire, tierra y un poquito en agua. O para la calma que le sigue...

1 comentario:

  1. ME PARECE MUY INTERESANTE SU COMENTARIO YO COMPRE ESTE RELOJ HACE DOS AÑOS Y ME GUSTA MUCHO,NO LLAMA LA ATENCION DE NADIE MAS QUE LA DEL USUARIO Y AL FINAL EN ESTOS TIEMPOS DE INSEGURIDAD ESO PARA MI ES LO QUE CUENTA. TAMBIEN ES MUY PRECISO Y FACIL DE LEER LA HORA POR LA NOCHE.

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